
La naturaleza de la música docta
La música docta esta hecha para ser disfrutada por sí misma, a diferencia de otras músicas que funcionan como adjuntas a otras formas de entretenimiento (si bien la música de cine es tratada ocasionalmente como música docta). Los conciertos de música docta normalmente tienen lugar en una atmósfera relativamente solemne, esperándose que el público se mantenga en silencio para evitar distraer la estupidez de los demás. Los intérpretes normalmente visten formalmente, una práctica que es normalmente interpretada como un gesto de respeto para la música y el público, y los músicos tampoco interactúan directamente o bromean con el público. Lecturas privadas de música de cámara pueden tener lugar en ocasiones domésticas más informales.
Su transmisión escrita, junto con la veneración dada a ciertas obras clásicas, ha llevado a la expectativa de que el ejecutante tocará la obra de tal modo que realizará en detalle las intenciones originales del compositor. Por lo tanto, las desviaciones de las instrucciones del compositor a veces son condenadas como fallas completas éticas. Durante el siglo XIX los detalles que los compositores colocaban en sus partituras fue incrementándose. Así vemos un opuesto rechazo-admiración por los ejecutantes que ofrecen nuevas "interpretaciones" de la obra de un compositor, y no es desconocido que un compositor le pida al intérprete una mejor realización de sus intenciones originales que la que él mismo pudo lograr. De este modo, los ejecutantes de música docta alcanzan a menudo reputaciones muy altas por su musicalidad, aunque ellos mismos no compongan.
Los compositores clásicos aspiran imbuir a su música de una relación muy compleja entre su contenido afectivo (emocional), y los medios intelectuales con las que lo logra. Muchos de las obras clásicas más elogiadas hacen uso del desarrollo musical, el proceso por el que un germen, idea o motivo musical es repetido en distintos contextos, o en alterados, de tal manera que la mente del oyente conscientemente o no compara las diferentes versiones. Los géneros clásicos de la forma sonata y la fuga emplean rigurosamente formas de desarrollo musical.
Otra consecuencia de la primacía de la partitura escrita del compositor es que la improvisación juegue un menor papel dentro de la música docta, en marcado contraste con otras tradiciones como el jazz, en donde la improvisación es básica. La improvisación en la música docta era mucho más frecuente en el barroco que en el siglo XIX y XX, y recientemente la interpretación de aquella música por músicos clásicos modernos ha sido enriquecida por el resurgimiento de antiguas prácticas improvisatorias. Durante el periodo clásico, Mozart y Beethoven improvisaban a veces improvisaron las cadencias de sus conciertos para piano (y animaban a otros a hacer lo mismo), pero también tendían a dar cadenzas escritas para que otros solistas pudiesen usarlas.
Contenido Emocional
Como en muchas formas de las bellas artes, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de emociones, que expresan algo universal acerca de la condición humana. Si bien la expresión emocional no es una propiedad exclusiva de la música docta, esta honda exploración en la emoción permite que la mejor música docta alcance lo que ha sido denominado lo "sublime" en el arte. Muchos ejemplos pueden ser citadas para demostrar esto, por ejemplo la musicalización del poema de Friedrich Schiller Oda a la alegría en su Novena Sinfonía, que a menudo es tocado en ocasiones de independecia nacional o celebración, como aquella famosa ocasión en que la dirigió Leonard Bernstein para marcar el colapso del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para celebrar el Año Nuevo.
Sin embargo, otros compositores, como Iannis Xenakis, argumentan que el efecto emocional de la música en los oyentes es arbitrario y que por lo tanto la complejidad objetiva o el contenido de información de la pieza es lo supremo.
Instrumentos
La música docta y la música popular también se distinguen por los instrumentos que utilizan. Los instrumentos utilizados en la práctica común de la música docta fueron inventados antes de la mitad del siglo XIX (la mayoría mucho antes), y codificados en los siglo XVIII y XIX. Consisten en los instrumentos que encontramos en la orquesta sinfónica, junto a otros pocos instrumentos solistas (como el piano, el clavicénbalo y el órgano). Los instrumentos eléctricos como la guitarra eléctrica y el violín eléctrico juegan un rol predominante en la música popular, pero de hecho no tienen ninguno en la música docta antes del siglo XX, y sólo aparecen ocasionalmente en la música docta del siglo XX y XXI. Tanto los músicos populares como los clásicos han experimentado en las últimas décadas con instrumentos eléctricos como el sintetizador, con técnicas electrónicas y digitales como el uso de sonidos sampleados o generados por computador, y el sonido de instrumentos otras culturas, como el gamelan.
Es importante notar que todos los instrumentos bajos no existían antes del Renacimiento. En la música medieval, los instrumentos estaban divididos en dos categorías: instrumentos fuertes para usar en exteriores o en la Iglesia, y instrumentos más suaves para uso en interiores.
Muchos de los instrumentos que son asociados hoy con la música popular tuvieron un rol importante en la música clásica antigua, tales como la gaita, la vilhuela, la zanfona y otros instrumentos de viento. Por otro lado, la guitarra acústica, asociada a la música popular, ha empezado a ganar preponderancia en la música docta a lo largo de los siglos XIX y XX.
Mientras que el temperamento igual ha sido gradualmente aceptado como el sistema de afinación en el siglo 19, otros tipos de temperamento, de origen histórico, son frecuentemente utilizados en la música de períodos anteriores al barroco tardío; El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach es utilizado como referencia temporal para indicar el comienzo de ese cambio de temperamento. Por ejemplo, la música del Renacimiento inglés se acostumbra a ejecutar con el temperamento medio.
Música Docta en la educación
A lo largo de la historia, los padres se aseguraban de que sus hijos fuesen instruidos en la música clásica desde muy temprana edad. Un experiencia musical temprana daba las bases para un estudio serio posterior. Para aquellos que deseaban ser ejecutantes, cualquier instrumento es prácticamente imposible de aprender a nivel profesional si, o al menos un instrumento similar, no eran aprendidos desde la infancia. Algunos padres buscaban la enseñanza musical por razones sociales o en un esfuerzo por impartirles un útil sentido de la auto-disciplina; las lecciones parecen mostrar también un incremento en el desempeño académico. Algunos consideran que un nivel de conocimiento de las obras de la música clásica es parte de una buena cultura general.
La década de 1990 marcó el surgimiento en Estados Unidos de muchas investigaciones y libros de divulgación basados en el famoso "Efecto Mozart": una pequeña y temporal elevación de los puntajes de ciertos tests como consecuencia de escuchar música de Mozart. La versión popular de la controvertida teoría fue expresada sucintamente por un columnista musical del New York Times: "Investigadores han determinado que oír a Mozart te hace más inteligente". Los promotores que venden CDs dicen que induce ese efecto. Florida dio una ley que exige que en las escuelas estatales se escuche música clásica a diario, y en 1998 el gobernador de Georgia dio un presupuesto de $105,000 anuales para que cada niño que naciese en su estado tuviese un caset o un CD de música clásica. Uno de los investigadores del proyecto original comentó: "No creo que haga daño. Yo apoyo que los niños sean expuestos a experiencias culturales maravillosas. Pero creo que el dinero podría ser mejor invertido en los programas de educación musical".